La Directiva Europea 2019/882, conocida como Ley Europea de Accesibilidad, tiene como objetivo esencial que todo ciudadano pueda acceder a productos y servicios básicos, independientemente de sus capacidades, no sólo para hacerlos accesibles a quienes viven con una discapacidad permanente, sino también a quien ha sufrido una fractura, el deterioro de facultades por causa de la edad, como afecciones a la vista u oído.
A partir del 28 de junio de 2025 todos los productos y servicios incluidos en la ley deberán ser accesibles en todos los países miembros de la Unión Europea, mientras los productos comercializados antes de su entrada en vigor dispondrán de una moratoria de cinco años para incorporar las modificaciones necesarias.
Deberán mejorar su accesibilidad los cajeros automáticos, terminales de pago, aplicaciones móviles, sitios web públicos y privados, todos los recursos relacionados con el comercio electrónico o expendedores de tickets o entradas, entre otros servicios.