Los tradicionales locales de reparación de todo tipo de pequeños electrodomésticos son una rara avis desde hace años. En Zaragoza, a penas quedan unos pocos profesionales dedicados a una actividad que no encuentra relevo, por lo que cuando llega el momento de la jubilación, estos establecimientos echan la persiana. En su lugar, están apareciendo los llamados 'repair café' o 'cafés de reparación' donde hay voluntarios con conocimientos y herramienta adecuada que ayudan a los consumidores a arreglar sus artículos averiados.
El investigador del grupo Design for Safety del I3A, Jorge Sierra, ha explicado que la percepción que motiva esta encuesta es que cuando un aparato se estropea, en la mayoría de las ocasiones va a la basura y se sustituye por otro nuevo, especialmente cuando se trata de productos que tienen un precio que no representa un grave quebranto para las economías familiares.
Muchos aparatos se desechan de forma prematura cuando, en muchos casos, pueden tener fácil arreglo. Los fabricantes tampoco lo ponen fácil para acceder a piezas de recambio que se dejan de fabricar nada más lanzar nuevos modelos al mercado o se venden precios que hacen que al consumidor le compense más sustituir el artículo por uno nuevo que repararlo. Por eso, Jorge Sierra ha subrayado la importancia de impulsar normativas como la reciente directiva europea conocida como 'Derecho a Reparar' que favorece este hábito.