Campana y se acabó en la cumbre de la OTAN. Empezó ayer, termina hoy. Y aun así, ha durado el doble que el alto el fuego de Israel e Irán. Para ser el final de la guerra y el comienzo de un mundo de luz y de color para Oriente Medio, bien pronto han pasado de Trump y han vuelto a la tarea de intentar destruirse.
Cumbre de la OTAN. A la espera de ver qué dan de sí estas próximas (y últimas) horas, foto de familia y declaración final incluida, la cita deja un damnificado claro. Un líder menguante al que se le ha puesto cara de alfombra. O de alfombrilla. El halcón, con fama de cantarle las cuarenta a quien haga falta, que se destapa ahora como un pelota. O sea, Mark Rutte.
En su caso, no ha hecho falta un Koldo que filtrara a la prensa sus mensajes comprometedores. Ha sido Donald Trump. El presidente verborreico y gallito de los Estados Unidos, que se ama a sí mismo por encima de todas las cosas, no pudo evitar la tentación de presumir ante el mundo de cómo el responsable de la OTAN, señor Rutte, le baila el agua. El sms es más trumpista que el propio Trump: ‘Felicidades por lo de Irán, qué extraordinario, qué coraje, gracias por hacer que todos estemos más seguros.
"Tú nos guías, Donald, aquí en La Haya obtendrás otro éxito: has logrado que Europa pague. Europa pagará a lo grande, como debe ser, esa es tu victoria". Si hoy tuviéramos que elegir, quién adula más al emperador, si su pupilo J.D. Vance o este holandés ligeramente servil, gana Rutte por goleada.
Conocida su verdadera posición, lo razonable sería que se apartara del cargo que desempeña por descarada falta de neutralidad. Más que el secretario general de la OTAN es el delegado de Trump en la organización. Y en adelante, cualquier cosa que proponga, incluido el incremento del gasto, habrá de ser visto como el afán de agradar a Donald-nuestro salvador y de ser más papista que el papa. Admitamos que el sms de Rutte, aireado a los cuatro vientos por Trump, ha ayudado más a Sánchez que cualquier otra cosa que pueda pasar.
El sms de Rutte, aireado a los cuatro vientos por Trump, ha ayudado más a Sánchez que cualquier otra cosa que pueda pasar.
Afianza la idea de que Rutte abraza, sin cuestionárselo, todo lo que venga de la Casa Blanca -5% incluido- y le dice a cada interlocutor con el que habla lo que éste quiere escuchar. Lo mismo "Europa pagará a lo grande, 5%, Donald" que "España tiene derecho a fijar su propia senda, tú a ritmo, Pedro".
El otro favor que le hizo Trump a nuestro presidente fue meterse con él antes de aterrizar. España como problema. El germen de la disidencia. Trump, difundiendo artículos de prensa críticos con el gobierno español por tacaño, o por gorrón. Y en la Moncloa, celebrándolo. Aparecer como líder de la resistencia justo ahora que Rutte se destapa como manso y lanar, es un regalo para un presidente que todo lo mide, o lo calcula, en función del relato que se esfuerza en alimentar.
No estamos solos, dicen en casa Pedro, hay otros gobiernos que piensan como nosotros, pero no se atreven a decirlo abiertamente. Tan cierto como que hay gobiernos de enorme peso en la OTAN y en la Unión Europea, como Alemania o como Francia -los dos motores- que en esto no están precisamente alineados con el nuestro. No es solo Trump quien nos ve arrastrando los pies a la hora de apoquinar.
Cerdán quiere emitir su comparecencia en 'streaming'
Que dice Santos Cerdán que su declaración del lunes la emitan, por favor, por streaming. O por Televisión Española. Ya podría haber dicho en el canal de YouTube del PSOE. O en la app renovada de la que tanto presumió cuando era super SantosCerdán, copyright del presidente Zapatero. Dice Cerdán que como luego todo se filtra, pues mejor así. Abandone toda esperanza de que al juez le dé por televisar el interrogatorio, aunque audiencia, seguro, tendría.
Entre las preguntas que habrá de responder está este contrato privado al que ayer tuvo acceso Onda Cero: el documento firmado por él y su colega Antxón Alonso, en el que el primero declara haber recibido seis mil euros de Cerdán por el 45% de la constructora Servinabar. 'SuperSantos' dirá que el papel carece de validez, presumiblemente, pero ahí están las firmas de ambos confirmando que desembolso hubo. Es decir, que Antxón cobró los seis mil euros. Y que la propiedad pasó a ser compartida.
El juez Peinado le pasa la patata caliente al Supremo
Vídeos de interrogatorios en el caso Koldo, o sea, en el Supremo no se han filtrado hasta hoy. A diferencia del juzgado de Juan Carlos Peinado, la causa Begoña, donde se ha podido ver y oír todo en diferido. El Gobierno era muy crítico con las filtraciones -indignadísimo en ocasiones- hasta ayer.
Y es natural porque ayer, gracias a que se filtró en su día el interrogatorio al testigo Félix Bolaños, ha podido comparecer airoso el ministro para declararse seguro de que el Supremo corregirá al juez en su afán por imputarle un delito de falso testimonio. La noticia judicial de ayer fue esta: que Peinado pide al Supremo que investigue al ministro de Justicia, aforado, por haber mentido. Recordemos: el testigo está obligado a decir verdad.
Seguro que en el Supremo están encantados con la patata caliente que les hace llegar, o les lanza, el juez instructor. Tener que decidir si se investiga a un ministro por haber incurrido, según Peinado, en falso testimonio. Y con estos treinta y dos folios que se llaman, técnicamente, exposición razonada, pero que flaquean, precisamente en eso, el razonamiento. Por no hablar de la sintaxis. Es una pesadilla para cualquier lector, jueces del Supremo incluidos, abrirse paso en esta maraña de frases mal puntuadas.
Lo menos que se le puede pedir a un juez que maneja material delicado es que relea sus propios autos, antes de imprimirlos, y corrija los patinazos. Ni Bolaños es un investigado ni pudo ver a nadie en el velatorio de Begoña Gómez porque es persona muy viva, como saben Barrabés y Javier Hidalgo. Pero esto es lo anecdótico, si se quiere. Lo relevante es que hace una descripción del interrogatorio a Bolaños, lo que se le preguntó y lo que este dijo, que no se corresponde literalmente con lo que se escucha en la grabación. De ahí que, por una vez, en el gobierno estén encantados con que este audio se filtrara.
Lo menos que se le puede pedir a un juez que maneja material delicado es que relea sus propios autos
En resumen, el interrogatorio, farragoso, fue un enredo sobre quién propone nombrar a Cristina Álvarez, asistente de Begoña Gómez; quien hace efectivo el nombramiento y quien responde de que cumpla con su trabajo. Voluntad de desenredar la madeja y decir claramente quién llevó a la Moncloa a la amiga de Begoña es verdad que no hubo, ni en la declaración de Bolaños, ni en la de González, ni en la de Francisco Martín Aguirrre, ni en la de Raul Díaz Silva. Y el juez se sintió toreado. Pero falso testimonio son palabras mayores. Y a la luz de la grabación, no parece que hubiera.
El juez le dijo a Bolaños: pero dígame quién la propuso. ¡Paro el interrogatorio para que usted lo averigüe! Y después del intermedio, regresa: quién fue, entonces. Pues fue el coordinador de personal Raúl Díaz Silva y está aportado ya a la causa un certificado que le fue remitido con esta misma información (elegante forma de decir me está usted reclamando un dato que ya debería conocer porque le fue comunicado hace dos meses).
Entonces el juez cita a Díaz Silva y le pregunta si él nombró a Álvarez. Y Silva le dice lo mismo que el certificado y que el ministro: que él es quien propone, no quien nombra. Si escuchado resulta todo farragoso, transcrito por el juez es farragoso al cubo. El fondo del asunto es lo importante: si la asistente de Begoña Gómez, al cobrar salario del Estado, pero dedicar parte de su tiempo a actividades particulares, y con patrocinios de por medio, de su asistida malgastó dinero público.
Y si sus superiores en la Moncloa pueden ser acusados de haberlo sabido y consentido. Quién la nombró tampoco parece que sea clave en esta historia, pero el juez cree haber encontrado ahí una prueba nuclear de la malversación. Sin ocultar lo contrariado que terminó del interrogatorio a Bolaños, le atribuye actitud proterva. O sea, perversa. Y obstinada en la maldad. Buena opinión del testigo ministro es evidente que no tiene.
El Supremo verá si este auto le basta para imputar a un ministro. Y si al cabo de tan perseverante investigación consigue el juez que alguien declare lo que todo el mundo sabe: que quien quiso que Cristina Álvarez fuera contratada como asistente de Begoña Gómez fue… Begoña Gómez.
