CÓNCLAVE

Quién elige a los cardenales que votan por el nuevo papa

El proceso de elección del papa está reservado a un grupo selecto de cardenales, conocidos como cardenales electores, cuya designación y funciones están reguladas por estrictas normas canónicas y una tradición centenaria

ondacero.es

Madrid |

Cónclave de 2013
Cónclave de 2013 | Photo by Franco Origlia/Getty Images

El cónclave papal, encargado de elegir al nuevo pontífice tras la muerte o renuncia del papa, es uno de los procedimientos más reservados y ritualizados del mundo. Solo los cardenales menores de 80 años tienen derecho a voto en este proceso, una norma establecida por el papa Pablo VI en 1970 para limitar la edad de los electores y garantizar la agilidad del proceso. Aunque todos los cardenales pueden ser elegidos papa, solo los que no han cumplido los 80 años el día anterior al inicio de la sede vacante pueden participar en la votación.

La elección de los cardenales, y por tanto de los futuros electores, es una prerrogativa exclusiva del papa en ejercicio. Es el pontífice quien nombra a los nuevos cardenales en los consistorios, seleccionando a obispos y, en ocasiones, a sacerdotes destacados de todo el mundo para formar parte del Colegio Cardenalicio. Este colegio es el que, llegado el momento, se reúne en la Capilla Sixtina bajo estrictas medidas de aislamiento y secreto para elegir al nuevo líder de la Iglesia católica.

De los 133 cardenales que participan en el cónclave de 2025 para elegir al sucesor del papa Francisco, 108 fueron nombrados por el propio Francisco durante su pontificado. Esta cifra representa una amplia mayoría del colegio electoral, lo que incrementa las probabilidades de que el nuevo papa comparta la visión reformista y pastoral impulsada por Francisco en los últimos años.

Cómo funciona el cónclave

Durante el cónclave, los cardenales electores permanecen incomunicados del exterior y siguen un protocolo minucioso: tras prestar juramento de secreto, escriben el nombre de su candidato en una papeleta que doblan cuidadosamente antes de depositarla en la urna. El escrutinio es supervisado por cardenales designados por sorteo, que garantizan la transparencia y la confidencialidad del proceso. Para que un candidato sea elegido papa, debe obtener una mayoría de dos tercios de los votos emitidos.

Si tras varias rondas de votación no se alcanza un consenso, las normas prevén recesos para la reflexión y, en última instancia, la reducción de candidatos a los dos más votados, manteniendo siempre la exigencia de la mayoría cualificada. Una vez alcanzado el acuerdo, el cardenal decano pregunta al elegido si acepta el cargo y qué nombre papal adoptará, momento tras el cual se anuncia la elección al mundo con la tradicional fumata blanca.

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