Jesús Recuero, director técnico y veterinario principal de Bioparc Fuengirola, nos ha explicado en Julia en la Onda cómo es el día a día y la manera de trabajar dentro del complejo con las diferentes especies de animales con las que cuentan. Ha explicado que en este momento el animal que más atención requiere era el tapir malayo, una especie extremadamente delicada. “Siempre tiene que pasar algo con ellos”, apuntó, en contraste con el tapir amazónico, mucho más resistente.
Todos los ojos puestos en la cría de tapir malayo
La situación ha sido especialmente más compleja por cría nacida recientemente en el parque. Hacia la tercera semana de vida, los cuidadores detectaron que la cría cojeaba. Según relató Recuero, probablemente había sido pisada accidentalmente por su madre al intentar estimularla para levantarse. “Pasamos días y noches mirando por las cámaras para ver si mejoraba”, recordó. Aunque la lesión no fue grave, el equipo consultó a expertos en veterinaria equina y a colegas internacionales con experiencia en tapires, una especie de la que solo había unos 40 ejemplares en toda Europa.
Un proyecto más allá del parque
Recuero insistió en que el trabajo veterinario es siempre colectivo: “El veterinario no es más que un cuidador especializado en salud”. Además, subrayó el compromiso de Bioparc con la conservación de especies amenazadas, como el tigre de Sumatra. “Solo quedan unos 400 en libertad”, dijo, y destacó que la Fundación Bioparc colaboraba no solo con programas de cría en Europa, sino también con proyectos de conservación sobre el terreno en la isla.
La labor del equipo veterinario, concluía Recuero, no se reduce al cuidado interno del parque. Era parte de un esfuerzo mucho mayor, compartido a nivel internacional, para asegurar la supervivencia de especies cada vez más amenazadas.