Hoy me acompaña una voz fuerte y poderosa. Una mujer que navega, desde niña, con bandera feminista, y que, además, predica con el ejemplo. Yolanda Lobo se hizo influencer, pasados los 50, y hoy en día, atesora un ejército de miles de seguidores en redes sociales.
Además, es estandarte del casco antiguo ovetense, con un pasado hostelero, aunque a ella no le guste reconocerlo. No en vano, regentó, en los años 80, un local de la calle Altamirano que fue, es y será siempre símbolo de la libertad sexual, intelectual y artística.
Ágora pública de la transgresión, la movida madrileña de Alaska, Josep María Pou, Tino Casal y tantos otros, se hizo presente en la Santa Sebe, clausurada hace una década. Un silencio, físico y emocional, que se rompió hace unas semanas en el recinto del Kuivi, en almacenes industriales, con una fiesta reencuentro a 40 años de su apertura. ¿Una cita única? Parece ser que un nuevo reencuentro se avecina, para gloria de los que fueron, los que somos y los que serán…. "Será una segunda fiesta, no una fiesta bis".
Con ella hemos hablado de lo cerca que estuvo de tener a Chavela Vargas en el escenario de la Santa o del mejor consejo que recibió tras aquella barra: "Lola Mateos me dijo que la sofisticación se me fuera notando poquito a poquito". También hemos charlado del peligro de que la gente esté envalentonada, de la pérdida del respeto en esta sociedad o de las posibilidades de la capital asturiana para volver a ser un referente cultural en Europa. También hemos tocado un poco la política. La local y la nacional... Y es que, por mucho que queramos limitarnos, es difícil acotar el sinfín de anécdotas y vivencias de ese bolso de sabiduría que atesoran las mujeres pasados los 50. Más aún cuando la dueña de ese accesorio se sigue imponiendo, a las normas establecidas, contra viento y marea, como mejor sabe hacerlo: a golpe de tacón.