Cae la noche y el dormitorio aguarda. Los españoles lo buscamos bastante más tarde que nuestros vecinos europeos; tenemos más horas de sol, hábitos sociales más tardíos y programaciones de televisión que alargan las franjas horarias de más audiencia. Todo eso repercute en nuestra calidad de sueño. El 43% de los españoles sufre problemas de insomnio, aunque si hablamos de desvelos por temporadas, la cifra se acerca casi al 100. La cifra es superior a la de países de nuestro entorno. Si sumamos que somos campeones en consumo de benzodiacepinas -a veces sin supervisión médica, a veces demasiado tiempo y a veces mal utilizadas- el cóctel no augura buenas noticias.
El sueño ha sido siempre el gran sacrificado para el éxito
Un estudio sobre la población argentina "completamente extrapolable a España", confirma el doctor Lorenzo Armenteros, responsable de salud mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), asegura que si la población durmiera lo que se denomina la ventana mágica, entre 6 y 8 horas, el PIB del país aumentaría más de un 1%. Y es que la falta de sueño no sólo afecta a la salud, sino que lastra la productividad. Sin una noche de sueño nuestro trabajo se ralentiza y se hace menos eficaz.
El dato es importante porque "el sueño ha sido siempre el gran sacrificado para el éxito, para el estudio, para el trabajo. Y necesitamos primero cambiar esa cultura del sacrificio del sueño en pos del éxito por la de que el buen rendimiento está detrás de un buen sueño", explica José Tenorio, secretario general del Consejo General de la Psicología de España y miembro de la Alianza por el Sueño.
¿Para qué sirve dormir bien?
Dormir consolida lo aprendido durante el día, refuerza el sistema inmunitario y limpia las sustancias tóxicas del cerebro. Recupera el cuerpo del esfuerzo diario y favorece la función cognitiva. Dormir mal aumenta no sólo el riesgo de deterioro mental -es un factor de riesgo de enfermedades neurodegenerativas- sino que incrementa el riesgo cardiovascular, el de padecer diabetes y contribuye a la obesidad.
Para ayudar a la población a mantener una buena higiene de sueño, la SEMG y la Alianza del Sueño, junto al Foro Español de Pacientes y el Consejo General de Psicología, han elaborado una Pirámide del Sueño, con recomendaciones que hay que seguir a lo largo del día y hasta que llega el momento de dormir. Estos son los niveles:
- Primer nivel: se centra en los ritmos circadianos y los horarios que debemos seguir para mantener los patrones del ciclo del sueño/vigilia. El consejo fundamental es mantener horarios regulares. Sumamos una cena temprana para llegar a la cama con la digestión ya hecha
- Segundo nivel: aborda las rutinas que nos ayudan a llegar al sueño de forma adecuada. Las recomendaciones son una alimentación saludable, hidratación adecuada, ejercicio físico -como muy tarde dos o tres horas antes de acostarse- y una siesta corta, de máximo 30 minutos.
- Tercer nivel: incluye la preparación del ambiente óptimo para el sueño. Se aconseja una temperatura adecuada, aislamiento de ruidos y ausencia de luz.
- Cuarto nivel: La cúspide de la pirámide la representa el momento de empezar a dormir. Son útiles los ejercicios de relajación o estímulos como la música o la lectura. Hay que evitar las discusiones y también el móvil y el resto de pantallas. Y si no se logra el sueño, no forzarte a estar en la cama.
Nuevos fármacos contra el insomnio no financiados
Para solucionar problemas de insomnio, muchas personas recurren a la automedicación "que -advierte Lorenzo Armenteros- puede tener "graves consecuencias para la salud", desde dependencia a deterioro cognitivo, accidentes de trafico, caídas y un empeoramiento del insomnio a largo plazo". Explica el doctor, que hay una nueva generación de medicamentos, antagonistas de las orexinas, que suponen alternativas más seguras para manejar el insomnio crónico, "pero que no están financiadas por el Sistema Nacional de Salud -se queja Armenteros- por una cuestión económica. Y necesitamos contar con ellos lo antes posible, porque no generan problemas diurnos y la dependencia de las benzodiacepinas".
El sueño resetea el cuerpo y la mente. Gracias a él aprendemos, nos defendemos y nos equilibramos. "Entre el 60% y el 70% de las consultas en Atención Primaria -recuerda Lorenzo Armenteros- se relacionan con el mal dormir o son de pacientes a los que, por ejemplo, el dolor no deja dormir".
