La Capilla Sixtina es uno de los lugares más emblemáticos del Vaticano y del arte universal. Famosa por los frescos de Miguel Ángel que cubren su bóveda y el imponente "Juicio Final". Estos días cobra especial relevancia debido al cónclave para elegir al Papa que está teniendo lugar en su interior. Pero ¿de dónde viene su nombre?
El origen de la denominación "Sixtina" se remonta al Papa Sixto IV, nacido Francesco della Rovere, quien ordenó su restauración y reconstrucción entre 1473 y 1481. El edificio original, conocido como la Cappella Magna, ya existía, pero fue Sixto IV quien lo transformó en una capilla digna del corazón de la Iglesia católica. En su honor, se le dio el nombre de Capella Sistina, o Capilla Sixtina.
Bajo el patrocinio de Sixto IV, la capilla fue decorada por algunos de los mejores artistas del Renacimiento temprano, como Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio, Pietro Perugino y Cosimo Rosselli, quienes pintaron las escenas del Antiguo y Nuevo Testamento en los muros laterales. Sin embargo, la fama mundial de la Capilla Sixtina llegaría unas décadas más tarde con la intervención de Miguel Ángel.
Entre 1508 y 1512, Miguel Ángel pintó la bóveda de la capilla por encargo del Papa Julio II (sobrino de Sixto IV). Más adelante, en 1536, bajo el pontificado de Paulo III, el artista regresó para realizar el monumental fresco del Juicio Final en la pared del altar. Hoy, más de cinco siglos después, la Capilla Sixtina no solo es un museo vivo del genio renacentista, sino también un espacio central para la liturgia y la historia viva de la Iglesia. Su nombre, muchas veces repetido, es también un homenaje a aquel papa del siglo XV cuyo mecenazgo permitió su creación.