Apenas 24 horas después de su elección, la figura del nuevo Papa, León XIV, ya despierta comentarios unánimemente positivos entre quienes lo conocen y quienes lo han escuchado por primera vez. En la tertulia de La Brújula de Onda Cero, conducida por José Miguel Azpiroz, los analistas reflexionaron sobre la personalidad, el mensaje y las primeras señales del pontificado de Robert Francis Prevost, el cardenal estadounidense que ahora ocupa el trono de San Pedro.
El ambiente del programa se movió entre el análisis político y el tono distendido. Paco Marhuenda, Graciano Palomo, Marisa Cruz y José Ignacio Wert coincidieron en destacar el talante conciliador del nuevo Pontífice. Lejos de las estridencias, León XIV ha sido calificado como un hombre "tranquilo, reflexivo y de diálogo", que en su breve, pero certero discurso inaugural puso sobre la mesa conceptos clave como puente, paz, conciliación y todos.
“Con apenas diez minutos de discurso, encandiló a mucha gente”, apuntó Marisa Cruz, subrayando la claridad del mensaje sin necesidad de grandilocuencias. Para ella, esa capacidad de decir mucho con pocas palabras es un síntoma de liderazgo sereno y maduro.
Graciano Palomo fue más allá, al asegurar que incluso los católicos “menos practicantes” sienten una inyección de esperanza con León XIV. “El Espíritu Santo ha funcionado en este cónclave”, bromeó, destacando su figura como símbolo de unidad en tiempos adversos. Y recordé que el nuevo Papa no es ningún improvisado: ha sido jefe de los agustinos y visitó con frecuencia el Monasterio de Santa María de la Vid, en Burgos, donde ya buscaba reconocimiento y espiritualidad.
Wert, por su parte, puso el foco en el perfil misionero del Pontífice. “Toda su vida ha sido un misionero”, dijo, recordando sus años como obispo en una diócesis modesta de Perú. “No lo mandaron a Lima ni a Chicago, sino a seguir sirviendo donde pocos quieren ir”, añadió. Esa trayectoria, sumada a su papel clave en el Dicasterio para los Obispos, muestra a un hombre preparado, pero sin ansias de poder.
En paralelo, se discutió también el contenido de su primera homilía como Papa, en la que advirtió sobre “el ateísmo que se percibe en algunos católicos” y llamó a caminar juntos en un mundo dominado por la tecnología, el éxito y el dinero. Medios como La Vanguardia, ABC y El Debate destacaron la sobriedad de su estilo —con zapatos negros y báculo de Benedicto XVI— y la inclusión de dos mujeres en las lecturas litúrgicas.
Incluso se deslizó la primera controversia: ¿es este Papa más conservador que su antecesor? Algunos ven en su discurso un marcado enfoque teológico centrado en Dios, frente al Papa Francisco, más volcado hacia los hombres y los márgenes sociales. Sin embargo, otros lo defendieron como una figura “centrada, empática y con una visión profunda de la Iglesia como comunidad universal”.
Finalmente, desde Italia empezaron a filtrarse detalles del cónclave. Según medios como Il Mensajero , La Repubblica o Corriere della Sera, el cardenal Pietro Parolin. El tiempo dirá cómo se plasma este inicio prometedor. Por ahora, en el Vaticano soplan vientos de serenidad. Y eso, en sí mismo, ya es noticia.