Las autoridades rusas ordenaron el cierre temporal de los cuatro principales aeropuertos de Moscú -Sheremetyevo, Domodedovo, Vnukovo y Zhukovsky- así como del aeropuerto de Kaluga, en respuesta a motivos de seguridad relacionados con amenazas de ataques con drones. La medida, anunciada por la Agencia Federal de Transporte Aéreo (Rosaviatsia), afectó tanto a las llegadas como a las salidas de vuelos civiles durante varias horas, aunque posteriormente se levantaron las restricciones y la actividad aeroportuaria fue restablecida.
La decisión de suspender las operaciones aéreas se produjo tras una nueva oleada de ataques con drones lanzados por Ucrania contra la capital rusa y sus alrededores. Según informaron las autoridades locales, al menos seis drones ucranianos fueron derribados en las inmediaciones de Moscú durante la madrugada, sin que se registraran víctimas ni daños graves, aunque la caída de restos obligó a extremar las precauciones en infraestructuras clave.
Restricciones por motivos de seguridad
Rosaviatsia explicó que la restricción tenía como objetivo “garantizar la seguridad de los vuelos de aeronaves civiles”, sin detallar la naturaleza exacta de la amenaza. Medios rusos y ucranianos han recordado que Moscú ya ha recurrido a cierres similares en el pasado, especialmente en momentos de intensificación de los ataques con drones sobre la región.
La suspensión temporal de vuelos generó retrasos y afectó a decenas de operaciones, aunque la situación se normalizó pocas horas después, una vez que la agencia federal confirmó el levantamiento de las restricciones.
Este nuevo episodio se enmarca en la escalada de ataques con drones que Ucrania ha intensificado en los últimos meses contra objetivos en territorio ruso, como parte de su estrategia de presión sobre el Kremlin. Las autoridades ucranianas sostienen que estas acciones son una respuesta proporcional a los continuos bombardeos rusos sobre ciudades ucranianas.
El cierre de los aeropuertos moscovitas subraya la creciente vulnerabilidad de la capital rusa frente a las operaciones con aeronaves no tripuladas y la tensión persistente en el conflicto con Ucrania.
